La crisis de los chips: la falta de semiconductores encarece los móviles
Una de las consecuencias económicas de la pandemia es la escasez de chips o semiconductores, que está ralentizando, e incluso deteniendo, la fabricación de muchos productos de móviles. Y, además, suben los precios. Los expertos apuntan que, si quiere evitar más crisis como esta, Europa debería ganar más protagonismo en este negocio, dominado por compañías asiáticas y norteamericanas, y fabricar más.
Los síntomas son evidentes desde hace meses: dificultades de Sony para satisfacer la demanda de PlayStation 5. Aplazamiento por parte de Samsung del lanzamiento del nuevo Galaxy Note o recortes de producción y ERTEs.
Problemas varios con un origen común: la falta de chips, imprescindibles para los aparatos de nuestro entorno, de una lavadora o de un avión.
¿Las causas?
Es cierto que en los últimos meses la sequía en Taiwán o la ola de frío en Texas han paralizado fábricas de semiconductores, pero los motivos parecen más profundos: una demanda disparada por la pandemia y una industria compleja.
Si el diseño de los chips se hace en un lugar, la fabricación en otro y luego el ensamblaje y test en otro, y, además, de varias compañías, puede haber bloqueos por las condiciones del mercado, las condiciones geopolíticas, etc.», alerta Eduard Martín, jefe de gestión de información de Mobile World Capital.
David Ortega, jefe de operaciones de Montronic Vic, percibe «una descompensación de la oferta y la demanda para toda la subida del teletrabajo, de los ordenadores a nivel mundial, los móviles, el 5G». Pero, bajo su punto de vista, hay algo más:
«Hay una lucha entre China y EE.UU. por la supremacía tecnológica, ya que Asia tiene el 80 por ciento de la capacidad mundial de fabricación de semiconductores».
En Montronic Vic, fabricante de placas electrónicas, los chips cada vez le llegan más tarde:
«En una situación estándar de mercado pueden tardar entre 4, 6, 8 o 12 semanas. Ahora actualmente, por debajo de las 30 semanas, prácticamente no hay nada. Y hay componentes que están en 50 semanas», dice su jefe de operaciones.
Cada una de las placas que fabrica Montronic puede contener un centenar de chips diferentes, suministrados por una quincena de proveedores. Sólo que falte uno, la placa ya no se puede fabricar. La única vía, entonces, es comprarlos en canales paralelos. Y a precios desorbitados:
«Seis, siete, ocho veces el precio normal de mercado. En algunos casos, incluso 100 veces», se queja David Ortega, jefe de operaciones.
Un aumento de costes que acaba repercutiendo en el cliente y, al final, en el consumidor.
La solución, para Eduard Martín, jefe de gestión de información del Mobile World Capital, puede estar «en la diversificación, más compañías dedicadas a las diversas partes de la cadena de producción. También que Europa entrara plenamente».
La situación podría mejorar en 2022, pero todo apunta a que las tensiones entre la oferta y la demanda se pueden alargar mucho más. Y que estas crisis se pueden ir repitiendo en los próximos años.
La crisis de los chips: la falta de semiconductores encarece los móviles